Las Otras 16 Horas...!!!
jueves, 20 de abril de 2017
De días zurdos y noches rojas
martes, 30 de abril de 2013
Mi Única María
martes, 15 de enero de 2013
"ESTA GENTE"
Fácilmente podría utilizar de imagen para este artículo una foto de Francisco Suníaga con una peluca catira vestido de colegiala con una camisa amarrada sobre el ombligo cantando “Oops I did it again...” (Britney Spears style) y es que apartando la broma, creo es la frase perfecta que describe la sensación que sentí al completar el primer capítulo, “Francisco lo hizo una vez más”, me ha
atrapado en una trama de la cual no podré apartarme hasta terminar el libro, y
de la que me recordare constantemente en las inexplicables situaciones que se
nos presentan día tras día a los venezolanos.
En “Esta Gente” regresa el personaje del Dr. José Alberto Benítez, a quien Francisco está convirtiendo en una especie de Robert Langdon venezolano (Robert Langdon, protagonista de las novelas de Dan Brown). Benítez, que nació y vive en la Isla de Margarita es un abogado cincuentón, honesto, y trabajador. Y en esta oportunidad le tocara poner a prueba la fortaleza de sus principios al enfrentarse a un enemigo que no es otro que su vanidad alborotada por un perfume de mujer.
Francisco Suníaga con esta su tercera novela se presenta mucho más contundente en su
descripción y juicio sobre la actualidad del país, dejando a un lado las indirectas que plasmó en “El Pasajero de Truman” y La Otra Isla”, pero igual acompañado de su espectacular manera de describir las situaciones y lleno de una picardía característica de los margariteños.
Tengo que confesar que fue una historia que me hizo molestar en varias oportunidades con algunos de sus personajes y que me debo haber visto igual que mi abuela cuando peleaba con el televisor por alguna telenovela. Además de que se me hizo inevitable sentir una profunda nostalgia al pensar en esa gran cantidad de ciudadanos ejemplares ya hoy muertos o de la tercera edad a los cuales hemos sustituido por esta gente. Con sinceridad aprovecho esta oportunidad para recomedarles este gran libro de Francisco Suníaga, el cual
considero prácticamente de lectura obligatoria para todos los venezolanos que
soñamos con un país honesto, y donde reine la justicia.
PD: “Viva Gumersindo Salazar...!”
Fácilmente podría utilizar de imagen para este artículo una foto de Francisco Suníaga con una peluca catira vestido de colegiala con una camisa amarrada sobre el ombligo cantando “Oops I did it again...” (Britney Spears style) y es que apartando la broma, creo es la frase perfecta que describe la sensación que sentí al completar el primer capítulo, “Francisco lo hizo una vez más”, me ha atrapado en una trama de la cual no podré apartarme hasta terminar el libro, y de la que me recordare constantemente en las inexplicables situaciones que se nos presentan día tras día a los venezolanos.
En “Esta Gente” regresa el personaje del Dr. José Alberto Benítez, a quien Francisco está convirtiendo en una especie de Robert Langdon venezolano (Robert Langdon, protagonista de las novelas de Dan Brown). Benítez, que nació y vive en la Isla de Margarita es un abogado cincuentón, honesto, y trabajador. Y en esta oportunidad le tocara poner a prueba la fortaleza de sus principios al enfrentarse a un enemigo que no es otro que su vanidad alborotada por un perfume de mujer.
Francisco Suníaga con esta su tercera novela se presenta mucho más contundente en su descripción y juicio sobre la actualidad del país, dejando a un lado las indirectas que plasmó en “El Pasajero de Truman” y La Otra Isla”, pero igual acompañado de su espectacular manera de describir las situaciones y lleno de una picardía característica de los margariteños.
Tengo que confesar que fue una historia que me hizo molestar en varias oportunidades con algunos de sus personajes y que me debo haber visto igual que mi abuela cuando peleaba con el televisor por alguna telenovela. Además de que se me hizo inevitable sentir una profunda nostalgia al pensar en esa gran cantidad de ciudadanos ejemplares ya hoy muertos o de la tercera edad a los cuales hemos sustituido por esta gente. Con sinceridad aprovecho esta oportunidad para recomedarles este gran libro de Francisco Suníaga, el cual considero prácticamente de lectura obligatoria para todos los venezolanos que soñamos con un país honesto, y donde reine la justicia.
PD: “Viva Gumersindo Salazar...!”
domingo, 1 de abril de 2012
Mi Primer Chiste
Hace días mientras manejaba camino al trabajo, en un momento de abstracción del trafico, la radio, y las noticias, vino a mi de repente el recuerdo del primer chiste que escuche en mi vida y atado a él e imposible de separar, llego el recuerdo del primer chiste, o intento de chiste, que conté. Enseguida se dibujo en mi cara una sonrisa producto de una felicidad nostálgica de quien recuerda buenos momentos entremezclada con un poco de vergüenza por haber hecho el ridículo, lo cual transformó la tímida sonrisa en una franca y hasta sonora carcajada.
Si mis cálculos no me fallan debo haber tenido mas o menos 4 años de edad, era domingo y vinieron de visita mis abuelos desde Caracas. Cada dos o tres meses teníamos estas visitas que tanto me agradaban, esos días mi mama se esmeraba por cocinar algo especial y siempre había helado de postre, lo cual como se pueden imaginar significaba para mí la mayor felicidad.
Y ahí estábamos sentados disfrutando del postre mis papás, mis abuelos, mi hermana y yo, toda una escena sacada de un comercial de la televisión. Para esa época mi hermana, que es mayor que yo, tenia siete años. Tres años de diferencia que significaban que sabia leer, escribir, tener mejor memoria, y mas elocuencia al hablar, cualidades que despertaban en mi admiración, un poco de envidia y la necesidad de esforzarme al máximo para por lo menos intentar llevarle el paso en la mayoría de las actividades.
Y fue en ese preciso momento que mi hermana levanto la mano y dijo, "¡tengo un chiste!", todos los adultos voltearon a verla mientras mi papá la alentaba a que lo contara, Yo por mi parte no sabia que significaba la palabra chiste, pero disimule mi ignorancia y y puse la misma cara de interés que tenían todos en la mesa. Lamentablemente no logro recordar el chiste, se que era uno de esos clásicos chistes de Jaimito que aprende uno en el colegio, mi hermana fue breve y con unas tres frases logro sacarle carcajadas a todos. Para mi era como ver un acto de magia, estaba sorprendido de ver como algo tan sencillo lograba captar las miradas de todos y esperar con intriga el final para luego rendirse ante las risas. Me pareció tan espectacular, tan poderoso, que hoy en día después de mas de veinte y cinco años todavía guardo ese recuerdo con un lujo de detalles.
Pero ahí no termina la historia, porque como les dije, junto al recuerdo del primer chiste que escuche esta el del mi primer intento de chiste, y el origen de los sentimientos de vergüenza que mencioné con anterioridad.
Acto seguido de que mi hermana echara su maravilloso chiste, y cuando las risas comenzaron a extinguirse, salgo yo y sin dudarlo levanto la mano con gestos recién copiados y digo: "Yo también tengo un chiste!", mi papá también me alentó a contarlo, pero con una gesto de duda, que vaticinaba lo que iba a ocurrir, y su gesto no era en vano, yo no tenia ni idea de que iba a decir, es mas no estaba seguro de cómo funcionaba eso de los chistes, así que armándome de ese valor que tienen los que todavía no conocen la derrota, comencé a hablar, robándome la primera frase del chiste de mi hermana, pero en seguida noté en las caras de los que me escuchaban que la cuestión no iba bien así que no me quedo otra que improvisar, un pocos de disparates salieron de mi boca, en lo que parecía mas un cuento que un chiste, y por mas que buscaba en mi cabeza no encontraba como terminar mi largo discurso con algo que diera risa, mientras seguía hablando sin parar, convencido de que había que continuar hasta el final sin importar las consecuencias, llegaron las palabras salvadoras de mi papá que dijo interrumpiéndome y sin reírse: "¡Que bueno ese chiste!", luego vinieron los comentarios de mi hermana y de mi abuelo, el primero fue para replicar el comentario de mi papá, diciendo: "¡eso no es un chiste!", y el segundo fue el de mi abuelo y el único que vino acompañado de una risa "Argimiro, creo que vas a ser un gran contador de chistes cuando seas grande". Yo me quede con las palabras de mi abuelo y me sentí triunfador en la pequeña batalla que había librado, todavía con dudas sobre como era que funcionaba eso de los chistes.
Las palabras de mi abuelo nunca se cumplieron, pasaron los años y a pesar de que logre entender como insertar humor a una frase, nunca me convertí en el gran contador de chistes, pero definitivamente ese día cambio mi vida y me imagino que de ahí nació lo que se convertiría en mi gran pasión por los chistes, sobre todos los gafos.
Por ultimo, creo que no hay otra manera de terminar este relato que no sea con un chiste, espero que les alegre el día.
Caminaban por la calle un cuchillo y un tenedor cuando a lo lejos ven pasar la cuchara, el cuchillo grita para llamarla: "Cuchara..!!! Cuchara…!", pero la cuchara continua sin prestarle atención. A lo que el tenedor responde: "Parece que no es cuchara…"
sábado, 6 de agosto de 2011
El Pasajero de Truman

El Pasajero de Truman es una novela que nos cuenta la historia de dos Personajes que en el ocaso de su vida se reúnen para conversar sobre un hecho que los marco, y que pudo haber cambiado la historia de un país entero. La historia nos va describiendo esta conversación que habían evitado durante décadas, y que en una especie de búsqueda de paz necesaria nuestros protagonistas deciden afrontar no muy seguros de si en realidad quieren hacerlo. Así, y sin saltar detalles Francisco Suniaga nos narra de manera espectacular esta conversación que nos va paseando por el crecimiento y caída de un hombre mientras entre sombras va analizando con una claridad increíble la realidad política de un país. Tengo que confesarles que fue reconfortante para mi darme cuenta de que la desesperación que se puede sentir en el día a día de nuestro país no es nueva si no que es algo que venimos arrastrando cíclicamente a lo largo de nuestra historia republicana. Y tal vez a alguien le resulte extraño el termino reconfortante en la frase anterior, pero así fue, porque estando consciente de que otros vivieron lo que parecían ser apocalipsis en su momento y que actualmente para nosotros no son sino una página en un libro de historia que se repasa durante clases en la escuela, trajo a mí la aceptación de que la vida de un país es más grande y larga que la de una persona y con esta reflexión una sensación de tranquilidad que no tiene precio. Pero todo estas son reflexiones personales que salieron de la lectura del libro que tal ustedes compartan o no. Pero EL Pasajero de Truman dista mucho de ser un simple análisis socio-político producto de un repaso de hechos históricos, es una historia espectacular llena de intrigas que nos va preparando para lo que todos sabemos no va a ser un final feliz, poco a poco y con sutileza el autor va a abombando a un personaje en lo que es una cabalgata hacia un momento de gloria, el cual uno inocentemente desea ver llegar. Y es prácticamente imposible el plantearse la pregunta que hubiese pasado si esta historia hubiese tenido su final feliz.
Finalizo este corto artículo invitándolos a leer el Libro deseoso de que existieran lectores en este blog y así poder recibir comentarios al respecto, consciente de que no es así y sin más que agregar me despido.
viernes, 26 de noviembre de 2010
Las Caras del Diablo

Dado que este es la primera entrada que hago en mi Blog, me voy a a tomar estas primeras lineas para hacerle una pequeña introducción.
